JUANELO TURRIANO
Llegó a España en el año 1529 llamado
por Carlos I, y ya como
Juanelo Turriano, fue nombrado Relojero de Corte y
construyó para este rey el famoso Cristalino, reloj
astronómico que le hizo ser conocido en su época, porque era capaz de indicar
la posición de los astros en cada momento, con objeto de interpretaciones astrológicas.
Al final de la vida de Carlos I, construyó parte del
palacio del rey en Yuste. Uno de los estanques construidos por
Torriani o Turriano produjo una acumulación de aguas estancadas que generaron
la proliferación de mosquitos, que picaron al rey y le produjeron su muerte
tras un mes de agonías y fiebres por paludismo.
Felipe II le nombró Matemático Mayor. Reclamado por el papa Gregorio XIII, participó en la reforma del
calendario. Vuelto a España, Juan de Herrera le encarga el diseño de
las campanas del Monasterio de El Escorial.
Busto de Juanelo Turriano realizado
por Alonso Berruguete.
Trabajó y vivió en Toledo desde
1534, donde murió el 13 de junio de 1585 en la indigencia.
Es fama que allí construyó un autómata de madera, llamado el Hombre
de palo: una calle de la ciudad lo recuerda por
este hecho. Además inventó una especie de ametralladora rudimentaria y algunas máquinas
voladoras, diseñadas y también construidas por él.
Por lo que es más conocido es por la máquina hidráulica que construyó para subir
el agua a Toledo desde el río, conocida como el Ingenio
de Toledo o Artificio
de Juanelo. Sobre su funcionamiento hay aún
controversias, más o menos aclaradas desde el clásico trabajo del
ingeniero Luis de la Escosura Morrogh (1888),
hasta el más reciente Modelo con escaleras de Valturio (2009) (siendo incluso
recreado en la Exposición Universal de
Sevilla en 1992 con el objetivo de hacer funcionar un reloj y
durante la cual se mantuvo en funcionamiento). Lo cierto es que la máquina conseguía
llevar el agua del río Tajo hasta el Alcázar, situado a casi 100
metros por encima del cauce del río. Basado en el uso de la propia energía
hidráulica del río Tajo, constaba de gran cantidad de «cucharas» o «brazos de
madera», engranados de modo ingenioso, que se iban pasando el agua los unos a
los otros, en altura creciente, de tal manera que podía elevar gran cantidad de
agua salvando el desnivel. Al parecer se mantuvo en funcionamiento, con un
rendimiento cada vez menor a medida que envejecía y se deterioraba, hasta el
año 1639. Se ha calculado que en su mejor momento podía ascender en torno a
16-17 metros cúbicos al día (16-17 mil litros).
Ruinas del artificio de Juanelo
Según las fuentes escritas, se construyeron dos artificios semejantes: el primero, encargado por el Ayuntamiento, debía llevar el agua hasta el Alcázar como cota más alta de la ciudad, pero el ejército, propietario del Alcázar, se negó a repartir estas aguas con la ciudad. Así, el ayuntamiento encargó otro, que Juanelo ejecutó.
Ruinas del artificio de Juanelo
Según las fuentes escritas, se construyeron dos artificios semejantes: el primero, encargado por el Ayuntamiento, debía llevar el agua hasta el Alcázar como cota más alta de la ciudad, pero el ejército, propietario del Alcázar, se negó a repartir estas aguas con la ciudad. Así, el ayuntamiento encargó otro, que Juanelo ejecutó.
El problema
de Juanelo, que prácticamente le llevó a la tumba, era que nadie quería pagar
el primero de los artificios: el Ayuntamiento porque no recibía las aguas y el
ejército porque no había firmado ningún contrato. Entre unos y otros, Juanelo
se arruinó y fue enterrado modestamente en un convento toledano.
Esquema del Artificio
de Juanelo.
A Juanelo se la atribuyó ser el autor de los Veintiún Libros de los Ingenios y Máquinas, obra
editada en su integridad por la Fundación Juanelo.
El léxico ha descartado su atribución al ingeniero cremonés. Al parecer también
escribió otros muchos libros y tratados, aunque como eran de temas militares se
consideraron secretos en la época en la que vivió y no llegaron
a ver la luz en su momento, siendo publicados muchos años después.
Cuadro
de El Greco con una vista de Toledo donde se ve el artificio de Juanelo Turriano
fue contemporáneo del también célebre científico e inventor Blasco de Garay, quien también residía en
Toledo e igualmente estaba al servicio del Emperador.
Autora: Eva Heras:
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