LEYENDA DE
LA CAVA
La Cava, era el sobrenombre con el que se conocía a Florinda, hija
del gobernador de Ceuta, el conde don Julian, que vivía en Toledo invitada
por el rey don Rodrigo. Esta
bella mujer se bañaba todos los
días, al caer la tarde, cuando el calor del verano toledano hace casi
irrespirable el aire, en el al paraje que hoy se halla a los pies del Puente
San Martín, donde las aguas se remansan y las orillas se cubren de verdor.
Desde
su palacio-alcázar, junto a San
Juan de los Reyes, Don Rodrigo contemplaba a la joven, mientras ardía de deseo
por la bella muchacha. Tras varias tentativas, Florinda, accedió a los
deseos de don Rodrigo.
La felicidad embargaba a los enamorados, ajenos a las
consecuencias y sufrimientos que Dios les tenía reservado. Alguien comunicó al
conde don Julián la deshonra de su hija a manos del monarca godo. El gobernador
de Ceuta montó en cólera y decidió vengarse ¿Como
? permitiendo la invasión musulmana de la península.
Don Rodrigo fue derrotado en Guadalete y su ejercito destruido.
La leyenda cuenta
, que don Rodrigo murió haciendo penitencia y la Cava, volvió a
Toledo loca de dolor y vergüenza. Años más tarde, se corrió la voz por la
ciudad que en el lugar se aparecía una mujer enajenada. Un atardecer, la mujer
subió al torreón y desde allí se precipitó a las aguas oscuras y profundas.
Desde entonces, cuando el sol desaparece por el horizonte, aparece en el
torreón una figura femenina que llena de melancolía vuelve su mirada al palacio
de don Rodrigo.
Redactora: Carmen Pedraz Cogolludo.
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