ALFONSO
X

A la muerte de su padre, Fernando
III «el Santo»,
reanudó la ofensiva contra los musulmanes, y ocupó Jerez (1253), arrasó el
puerto de Rabat, Salé (1260) y conquistó Cádiz (c. 1262). En
1264, tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares de Murcia y el valle del
Guadalquivir.
Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que
dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener éxito alguno. Los últimos años
de su reinado fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio
provocado por la muerte prematura de su primogénito, Fernando de la Cerda, y la minoridad de
sus hijos, lo que desembocó en la rebelión abierta del infante Sancho y gran parte de la
nobleza y las ciudades del reino. Alfonso murió en Sevilla durante el
transcurso de esta revuelta, no sin antes haber desheredado a su hijo Sancho.
También es reconocido
por la obra literaria, científica, histórica y
jurídica realizada por su escritorio real. Alfonso X patrocinó, supervisó y, a menudo,
participó con su propia escritura y en colaboración con un conjunto de
intelectuales latinos, hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la
composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano.
Redactor: Gonzalo Ferrando Galán
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